Lunes 29 de Agosto de 2022

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Piedra, papel o tijera

“LABRADO DEMOSTRO QUE ES UN GRAN CABALLO”

AGRADECIMIENTO POR LAS FOTOS

por Leandro Piazza

Wilson Moreyra fue protagonista con el potrillo Labrado hace pocos días en la arena de Palermo al superar al consagrado Luthier Blues en el clásico Paraguay. En CdL repasamos con él su historia y cómo vivió ese vibrante duelo.

Nació en Córdoba, precisamente en General Viamonte, a casi 500 km de Capital Federal. Wilson siempre tuvo en claro que su pasión pasaba por ser jockey profesional.  Ir en busca de su sueño lo obligó a tomar decisiones difíciles, como la de dejar su casa desde muy chico para iniciar un recorrido duro y solitario pero que claramente le valió la pena.
Afianzado hace tiempo en los principales escenarios del turf, padre orgulloso de Ingrid Magalí (11), Francisco (4) y Rosario (año y medio), su nombre figura entre los jockeys de punta, habitual animador de las reuniones, con más de 1000 triunfos en el lomo y con desafíos por seguir cumpliendo, este es Wilson Moreyra.

-Cómo fueron tus comienzos en el turf?
Desde muy chiquito siempre anduve con caballos de andar porque en mi pueblo caballo de carrera no había.  A los 14 años tomé la decisión de dejar el colegio porque quería ser jockey, lo hablé con mi padre y el me entendió y me apoyó.
Tuve mucha suerte, me topé con mucha gente buena en el camino, desde mis comienzos. Gente que me supo guiar. Raúl Aramburu y Cáceres, dos formadores excelentes en Rio IV me dieron una patente provisional que me servía para correr en los hipódromos zonales.  A los 15 estuve un año en Venado Tuerto con Diego Escudero que me dio una gran mano. Aprendí a varear en esos tiempos, corrí cuadreras de 300 metros. Fui aprendiendo el oficio muy de a poco.

-Qué recuerdos tenés de tu llegada a Buenos Aires y el proceso para llegar a ser profesional?
En la escuela de jockey de San Isidro, me di cuenta todo lo que me faltaba aprender!.  Fue muy difícil ganarme un lugar.  El profesor Libré me ensenó mucho y fue de gran apoyo. Otro que me ayudo desde el día uno fue Juancito Ural confiándome montas desde el día de uno. Cuando arranqué como aprendiz me costó un poco por varias razones. Me llevó un mes y medio ganar mi primera carrera, pero luego se me dio todo rápidamente y en pocos meses llegue a los 120 en seis meses. En 2011 me hice jockey, en estos años hemos pasado de todo.  Mi mujer Carlota con la que tuve a mis dos hijos mas chicos ha sido un gran sostén emocional para mí, me ayuda muchísimo.
 
-Te marcó de manera especial algún caballo que has corrido en todos estos años?
El caballo en lo sentimental que me más me marcó fue Roman Rosso, en pocos meses me dio mi primer Grupo 1 (me llevó varios años lograrlo), El Nacional y El Latinoamericano (que luego volvió a repetir), el más importante de mi carrera. Son historias que se lo voy a poder contar a mis hijos cuando sean grandes.
 
-No puedo obviar preguntarte por Labrado.
Labrado está demostrando que es un gran caballo con tan pocas carreras. Tiene grandes condiciones y es muy ligero. Estamos muy ilusionados con él.

-Como analizas el duelo en el cásico Paraguay con Luthier Blues?
Cuando largó se fue un poquito de manos, pero a los poquitos metros se puso a correr de entrada, pegó una explosión bárbara en los últimos 300 metros y le sacó ritmo a Luthier Blues. Son carreras y las carreras se corren día a día.
 
-¿Una meta para lo que resta de la temporada?
Lo principal es la salud, las carreras van y vienen cumplir el sueño de ganar el Pellegrini.
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